El pasado viernes de nuevo quiso la casualidad que nos encontrásemos frente a frente. Unas simples miradas y un hasta luego, y hasta más ver. Ibas con tu madre, creo que no sabías si saludarme o no, cada día te entiendo menos o quizás nunca te entendí. Pero me dejaste bien claro en tu último mensaje que no pasabas por un buen momento, pero querías seguir en contacto conmigo. Cada día te entiendo menos, tanto te cuesta llamarme un día.
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